Paso 1. DESPEJAR UN ESPACIO
Primero, prepara tu cuerpo.
Centra la atención en tu respiración, date cuenta cómo entra y cómo sale el aire de ti… Así: siente tus pies, piernas y tronco relajado relaja tus brazos, cara, cabeza… Ponte en actitud de escucha de lo que vaya aconteciendo en tu cuerpo durante este enfoque o proceso, no juzgues lo que aparezca, solamente dale la bienvenida y míralo con curiosidad.
Ahora pregúntate: ¿qué hay ahora en mí que no me permite estar totalmente bien? Espera que vayan apareciendo las respuestas. Cada una de ellas, nómbrala e imagina que la sitúas ahí frente a ti, como si te alejaras por unos minutos de ello. Repítelo con cada una de las respuestas que surjan. No es momento de pensar, recordar o analizar este u otro asunto, solamente de reconocer que existe y de situarlo frente a ti.
Cuando sientas que has terminado, comprueba que realmente es así, pregúntate: ¿Algo más que no me permita estar totalmente bien ahora? Igual que antes colócalo fuera de ti. Ahora comprueba que estás a una distancia adecuada de todo ello. Puedes probar a alejarte un poco más o acercarte un paso hasta que encuentres la distancia óptima, ni demasiado lejos como para sentir que eso no es tuyo ni demasiado cerca como para sentirte invadido por ello, es decir, la distancia desde la que puedas contemplar tus asuntos sintiéndote seguro. Tómate unos minutos para descansar de todo esos asuntos que generalmente llevas encima. Date el placer de descansar de todo ello por unos instantes y recuerda: tú eres más que eso. Puedes decirte a ti mismo: «yo tengo problemas pero no soy mis problemas, soy más que eso».